El proceso de primarias del partido demócrata comenzó el 3 de enero de 2008. Partió con ocho candidatos, los cuales sin hipocresía y de cara a la ciudadanía compitieron con ideas, propuestas y proyectos sobre la mesa. Cada uno de ellos representaba distintas visiones y sueños para su país.
Hoy se terminan las elecciones primarias. Y serán los superdelegados quienes tendrán que inclinar definitivamente la balanza hacia Barack Obama, quien es el elegido por la ciudadanía.
Barack Obama, el casi indudable candidato demócrata, seguramente no habría tenido posibilidades de ser electo si la selección hubiera sido entre cuatro paredes, donde muy probablemente se abría designado a la candidata del establishment.
Obama logró encantar al electorado joven con un mensaje de cambio, esperanza y valores. Pero pudo hacerlo, porque existía un mecanismo democrático que aseguraba competencia y espacios de debates. Donde fue capaz para comunicar sus mensajes con excepcional maestría.
Para los chilenos las primarias con múltiples candidatos –como sucede en EE.UU.- serían una tremenda oportunidad para profundizar nuestra democracia y mejorar el sistema de partidos. Esta sería una lección para quienes están aferrados a cuotas de poder y que, por temor a perderlas, se niegan a un proceso de primarias democráticas y participativas.
Soy un convencido que Chile necesita de más y mejor democracia. Necesitamos de mecanismos claros que aseguren más competencia y participación ciudadana. Solo así, podremos renovar de verdad la política y acercarla a las personas.
Mi compromiso es trabajar con esfuerzo todos los días, para que en Chile triunfe la democracia y podamos progresar con valores.
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