Acaba de comenzar la discusión en el Senado respecto de la acusación constitucional de Yasna Provoste.
Más allá del resultado de la acusación, quiero manifestar que valoro profundamente la decisión de la presidenta Bachelet y de la ministra de no renunciar y enfrentar la acusación constitucional.
Y lo valoro, porque en la decisión de llegar hasta el final, aún cuando eso signifique la muerte cívica durante cinco años de la ministra Provoste, han primado las convicciones y no la tentación de los votos para una eventual candidatura -y casi segura elección- senatorial.
Los líderes tenemos que practicar con el ejemplo, por eso cuando uno observa que las decisiones están cimentadas sobre convencimientos profundos no queda más que valorar y respaldar esas señales.
Soy un convencido que tenemos que atrevernos a trabajar para fortalecer y promover los valores cívicos del trabajo bien hecho, la verdad, la transparencia y el profesionalismo, para que el actuar de todos los chilenos y chilenas se guíen por ellos.
Justamente esa es mi inspiración: que en Chile - y en especial en nuestra clase política- nos guiemos siempre por los valores cívicos, el coraje y la convicción para conducir a nuestra Patria por la senda del progreso con valores.
Más allá del resultado de la acusación, quiero manifestar que valoro profundamente la decisión de la presidenta Bachelet y de la ministra de no renunciar y enfrentar la acusación constitucional.
Y lo valoro, porque en la decisión de llegar hasta el final, aún cuando eso signifique la muerte cívica durante cinco años de la ministra Provoste, han primado las convicciones y no la tentación de los votos para una eventual candidatura -y casi segura elección- senatorial.
Los líderes tenemos que practicar con el ejemplo, por eso cuando uno observa que las decisiones están cimentadas sobre convencimientos profundos no queda más que valorar y respaldar esas señales.
Soy un convencido que tenemos que atrevernos a trabajar para fortalecer y promover los valores cívicos del trabajo bien hecho, la verdad, la transparencia y el profesionalismo, para que el actuar de todos los chilenos y chilenas se guíen por ellos.
Justamente esa es mi inspiración: que en Chile - y en especial en nuestra clase política- nos guiemos siempre por los valores cívicos, el coraje y la convicción para conducir a nuestra Patria por la senda del progreso con valores.
2 comentarios:
Lo sucedido con la ministro provoste (ahora ex) es, para mí, una simple manifestación del poder por el poder. Es penoso ver y escuchar como los honorables, sin atender a lo que los hechos reales muestran (el aviso de las irregularidades ya en setiembre del año pasado, la falta aún de conclusión de la investigación de la Contraloría)hayan condenado cívicamente a la ex-ministro. ¿Qué es lo que nos espera? nuevas acusaciones simplemente para erigirse en el organismo contralor del Gobierno? y que las acusaciones constitucionales se multipliquen? Qué es lo que ello hace sino debilitar las estructuras cívicas del país...Es bueno rescatar el valor, el coraje, la consecuencia de la ex...Pero creo que es más importante plantearse el nuevo escenario político en que se coloca al país luego de la decisión de ayer.
¿que es eso de muerte civica?
Discúlpenme pero yo no trabajo en ninguna institución publica y no por eso me considero "muerto civicamente" considero que el termino es un insulto para los que diariamente trabajamos en el mundo privado.
Marcelo, varias veces te he escuchado en la radio y suelen parecer sensatas muchas de tus palabras. Sin embargo los chilenos que nos sacamos la cresta vemos diariamente como se despilfarran o incluso se roban los fondos que pagamos entre todos.
Me da lo mismo el color político, pero es primera vez que alguien importante paga por lo anterior, por cierto a un precio muy bajo.
Me encantaría que esta acusación de inicio a una era de furiosa fiscalización, obviamente transversal a quien esté en el poder.
Entiendo que empatices con la ex-ministra, pero supongo que te parece inaceptable las cosas que estas pasando con los fondos públicos.
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